El etiquetado alimentario y sus trampas; Trucos de palabras para que compremos.

Información engañosa de la industria alimentaria

Escrito por Maria Miralles Navarro

Estoy implicada en encontrar el propósito que esconden las empresas y me encanta contribuir en que cobre vida y se manifieste. "Tener un propósito no es una estrategia, sino que, toda nuestra estrategia tiene que girar en torno a nuestro propósito" Esto lo consigo a través del marketing de propósito, el marketing estratégico y el inbound marketing. Implantando políticas de comunicación fundamentadas en la misión y visión de la compañía. Me encanta atraer, acompañar y fidelizar a las personas diseñando contenido multimedia de calidad. Mi formación en diseño y mi mente analítica e intuitiva me han ayudado a observar las tendencias de manera estratégica ◉ mirallessabuma@gmail.com

El etiquetado alimentario y sus trampas; Trucos de palabras para que compremos.

¿Qué diferencia hay entre una mentira y un truco? ¿Podemos hacer comprar a la gente, con el uso de una generalización?
En este texto hablamos sobre los trucos que se usan en la alimentación para confundirnos.
En otros textos, hemos hablado sobre el uso de palabras vacías como “alimentos naturales” “preocupación por el medio ambiente”…

Parece que en el «juego de la venta» existen muchísimas maneras de ganar y en este artículo vamos a ver como pueden influenciarnos para variar nuestra compra. Este artículo está muy basado en las falacias clásicas y aunque no lo vamos a enfocar en ellas, os recomendamos este artículo en el que las explica ampliamente y las relaciona con la alimentación.

Es que es tan grande la responsabilidad de comprar y nos dicen cosas tan contradictorias que nos es más fácil y conveniente creer. Nos es fácil creer en las palabras que nos dicen para comprar mejor, más ecológico o más responsable. Querer creer es un pensamiento normal que nos ayuda al día a día. Por eso os invitamos a reflexionar sin hacer sentir culpables a nadie.

Informaciones equívocas: sin azúcares refinados

El decir que una cosa no lleva azucares refinados, es decir muy poco con respecto a lo saludable del producto. Un producto puede llevar el 80 % de azúcar de caña no refinado y no por ello dejaría de ser un alimento poco saludable.

Según la tecnóloga de los alimentos y divulgadora Beatriz Robles.

Los azucares no refinados y otras fuentes de azúcares libres que tienen “cierta buena fama injustificada”, Los jarabes y siropes. De agave, de arce, de maíz… Todos ellos son fuentes de azúcares libres, Robles añade, además, que el azúcar moreno o de caña sin refinar no es mejor que el azúcar blanco, otra confusión habitual entre los consumidores. “Tal vez el azúcar de caña tiene algo más de minerales que el que se somete a un proceso de refinado, pero a la hora de la verdad es muy poco significativo. El efecto sobre el organismo es exactamente el mismo, de manera que no es más sano, pese a lo que muchas personas creen”.

Por ello, los postres son postres y se deben tomar de vez en cuando, por eso los cereales azucarados no son un buen desayuno y si bien el azúcar no es satán, el consumidor debe saber usar el producto y entender que el porcentaje de azúcares es más relevante que la procedencia del azúcar a la hora de elegir la frecuencia de uso.

 

 

Informaciones irrelevantes: sin gluten

Hay quien vende helados ecológicos anunciando que son sin gluten. El decir que son sin gluten en el caso de los helados es irrelevante, ya que raramente un helado lleva gluten. Hoy en día se usa el «sin gluten» para vender y aunque sea lo más común de los reclamos irrelevantes, no es único. Es interesante averiguar que cosas que nos añaden a las etiquetas son realmente útiles o bien son reclamos llamativos

 

Informaciones demasiado generales: Sin, sin, sin…

Hay veces que ciertas marcas usan el atractivo «sin» como bandera.
Sin azúcares, sin alimentos de origen animal, sin gluten, sin… Muchas de las marcas que ponen él «sin» en grande son las mismas que producen alimentos de todo tipo, pero que tienen algunos de sus productos «sin»

El problema radica en el uso y el abuso de las palabras
Es evidente que la información transparente sobre el producto es imprescindible para el consumidor. Lo malo viene con el hecho de vender las cosas con información generalizada o inexacta: lo que viene a ser información gancho.
Hay quien la información nutricional generalizada la usa para atraer a incautos. Debemos tener en cuenta ciertas señales que nos alertan.
El abuso de la palabra «sin» o, el que el «sin» lo pongan en primera plana, mucho antes que las características del alimento, o bien, que al rascar un poco más te des cuenta de que el «sin» se aplica a pocos productos de su marca.
Sería conveniente que supiéramos diferenciar entre una información generalizada y engañosa de las demás, para poder comprar alimentos con las características concretas que queremos.

 

Conclusiones poco engañosas

Hace poco discutía con un amigo de algo poco objetivo.
Esta persona a su criterio, ordenó según importancia: 1. La alimentación, 2. La medicina o salud y 3. La educación. Yo discrepaba: la educación, a no ser que te refieras a los colegios físicos, es algo que es primero e incomparable a ninguna de las otras 2 cosas. Alimentarse es algo urgente y que si no haces te mueres, por eso está en otro nivel, no en el nivel de lo importante, sino de lo urgente.
Mi amigo no estuvo de acuerdo y me dijo que la alimentación no es solo comer, ya que hoy en día, por ejemplo, se come muy mal y por eso estamos haciendo crecer el nivel de obesidad.
Ahí es cuando yo le dije que el aumento de la obesidad por ejemplo no es cuestión de alimentación que estamos hablando de educación (educación de la salud o alimentaria)
Por eso mismo, aunque parece que se pueda comparar, no son comparables las cosas urgentes con las importantes.

La educación es la única base para cambiar el mundo: la educación es lo más importante.
Estudiar oratoria, o lógica no es una tontería, es la base para que no nos engañen ni políticos, ni marcas, ni las personas de alrededor, ni nadie.
Antes se pensaba que la ignorancia del pueblo venía por la falta de información, (en cierto modo es así) pero ahora que hay tanta información, ¿Cómo es que hay tanta ignorancia? Porque sobra información y nos liamos, o bien, porque hay información falsa y no sabemos discernir.

Lo único constante es el cambio

Creo que es inteligente saber de los engaños verbales, saber de los engaños emocionales, de oratoria y de lógica, saber en qué fuentes buscar y discernir entre la ciencia y la opinión. Las opiniones no suelen mostrarse flexibles en cambio la ciencia tiene un carácter autocorrector.
Por eso, es sanísimo el ser escépticos optimistas, no ser creyentes ciegos de nada, ni siquiera de la ciencia, o sea, ni mucho menos de la ciencia que es la antítesis de la creencia.

Hay gente que le desalienta por ejemplo, el hecho de que antes dijeran que el aceite de oliva era malo y ahora digan que es buenísimo, estas personas creen que esto es suficiente razón como para no creer en los médicos o científicos, y yo digo: al contrario “amigomio”, no creas en nada que no cambie y, por cierto si algunas personas te critican por cambiar, aléjate de ellos rápidamente.

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